En la costa central del Pacífico suramericano, durante el siglo XV, alcanzaban su apogeo los diversos Curacazgos de Ischma que tenían a la Ciudad Sagrada de Pachacamac, sede del oráculo más famoso de todo el mundo andino de la época, como su centro político, económico, religioso y cultural.
La expansiva influencia del culto a Pachacamac había crecido espectacularmente por la vasta geografía andina con el correr de las centurias durante más de 1,500 años y, en el siglo XV, llegaba hasta los actuales territorios del sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia así como el norte de Chile y Argentina, convirtiéndolo en una verdadera deidad panandina. Es importante recordar que su enorme prestigio, construido sobre la base de una milenaria tradición de veneración y culto ininterrumpido, se proyectaba más allá del ámbito religioso y espiritual.
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