Con una antigüedad calculada en
3,800 años aproximadamente, las impresionantes y enigmáticas figuras grabadas
en los monolitos de Sechín han generado en las últimas décadas diversas interpretaciones
sobre su verdadero significado. Localizadas en Cerro Sechín, en el costeño
valle peruano de Casma, dichas figuras están relacionadas con el principal
monumento arqueológico de la zona, constituido por un cuadrilátero, cuyos
cuatro muros perimetrales se extienden a lo largo de más de 50 metros. Esta
construcción está levantada con adobes enlucidos con figuras pintadas. Las
paredes exteriores parecen revestidas con docenas de monolitos, sobre cuyas
superficies planas se observan grabadas imágenes diversas, destacando las
impactantes figuras de personajes seccionados e inclusive multiplicidad de despojos
y restos humanos.
Al analizar estas imágenes, Julio
C. Tello concluyó en la década de 1950 que recreaban escenas de una cruenta batalla
librada por estas poblaciones. Similar criterio asumiría posteriormente Arturo Jiménez
Borja en sus trabajos realizados en este lugar a fines de la década de 1960. Por su parte, a mediados de la
década de 1970, Federico Kauffmann realizó en este lugar un extenso trabajo de
investigación que lo llevó a relacionar las imágenes de los monolitos con
variadas escenas de sacrificios humanos. Con base en ello, en este artículo desarrollamos algunas hipótesis al respecto, partiendo de los resultados de las recientes investigaciones arqueológicas realizadas en esta zona.
Imagen grabada en un monolito representando a una persona decapitada en Cerro Sechín, en el valle peruano de Casma. Fuente de la fotografía: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sech%C3%ADn_Archaeological_site_-_relief_(head_profile_left).jpg |
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