Desde los inicios de la
Civilización Andina hace 5,000 años, las investigaciones apuntan a evidenciar
que el eje vertebrador del pensamiento religioso radicó en concebir la unidad a
través de una categoría dual, entendiéndose que todo lo que existe en el
universo proviene de una pareja que comunica su esencia al mundo y lo recrea.
En esta particular concepción, por lo tanto, no hubo espacio para la
existencia de un “ser divino creador de todas las cosas”, al estilo occidental.
En esta línea de pensamiento, las
importantes investigaciones publicadas recientemente por César Itier sobre la
verdadera naturaleza de Viracocha, la divinidad más grande del mundo
andino existente durante el apogeo del Tawantinsuyo en la segunda mitad del
siglo XV, arroja resultados sorprendentes. En su libro titulado
“Viracocha o el Océano”, este autor ensaya una nueva lectura de las crónicas
españolas así como de las diversas fuentes históricas disponibles, a fin de
mostrarnos aspectos relevantes de la evolución de la religiosidad andina
ancestral, tal como posiblemente estuvo vigente en este amplio territorio
suramericano al momento de la invasión europea a inicios del siglo XVI.
Portada del trabajo de investigación de César Itier "Viracocha o el Océano" publicado por el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) y el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) en enero de 2013 |
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