Hace algunas décadas,
cuando los trabajos arqueológicos comenzaron a mostrar las evidencias del
entierro intencional de importantes edificaciones desde hace milenios en
diferentes lugares de la geografía andina, aún no se entendía con claridad el
verdadero significado de estas prácticas. Se señalaba, por ejemplo, que una de
las finalidades de este tipo de eventos “habría sido el mantenimiento y
conservación de las edificaciones”, aunque durante mucho tiempo no parecía encontrarse realmente una explicación uniforme
a lo que mostraban estos descubrimientos arqueológicos.
Cuando se empezó a abordar este
asunto desde una perspectiva más acercada a la ancestral cosmovisión de las
sociedades andinas, las respuestas comenzaron a aparecer con nuevas
posibilidades y hoy tenemos una idea más clara sobre el verdadero significado
de estas prácticas, presentes desde los orígenes mismos de la Civilización
Andina. Así, por ejemplo, los últimos descubrimientos en el Complejo
Arqueológico de Vichama, ubicado en el valle de Huaura al norte de Lima, vienen
arrojando valiosa información sobre la existencia de un importante Edificio ceremonial
llamado Las Hornacinas, donde destaca el reciente descubrimiento de los impactantes
murales de seres antropomorfos e ictiomorfos. Esta edificación,
siguiendo esta ancestral práctica andina, tiempo después fue enterrada para construir
sobre ella un nuevo edificio denominado Las Cornisas, donde destaca en una de las
paredes del salón ceremonial ubicado en su cima la representación en relieve de
la cabeza de un sapo con manos humanas.
Sin embargo, los asuntos
vinculados con el tiempo de uso y esplendor de estas edificaciones muestran adicionalmente
una secuencia histórica de hechos muy importantes relacionados aparentemente
con una época signada por profundas alteraciones climatológicas y graves
padecimientos de las poblaciones que habitaban el valle de Huaura hace 3,800 años.
Gracias a los trabajos arqueológicos que se vienen desarrollando en este lugar
emergen nuevos elementos para conocer detalles sobre acontecimientos que
parecían definitivamente olvidados desde hace milenios, pero que ahora parecen
recobrar especial actualidad tal como lo desarrollamos en este artículo.
Estas evidencias son conocidas hace ya mucho tiempo atrás,desde tiempos de Julio C. Tello, pero no fueron estudiadas, el padre de la Arqueología peruana les dio el nombre de "Necropolis, las mas conocidas de ese tiempo: "Las Necropolis de Paracas y Ancón.
ResponderEliminarUna de las mas conocidas recientemente es "el Castillo de Huarmey",cuya mala interpretación por Arqueólogos que desconociendo las evidencias de las que usted nos habla hoy día, para explicar lo que ellos aun no entienden, se ponen hacer conjeturas de lo que pueda dar explicación a lo que están viendo y aun no entienden.
Peor , hay Arqueólogos que se dieron cuenta y no tienen el valor de difundirlo, Aquí le muestro el Enlace:
https://docs.google.com/document/d/1L3QZg4-a47b59GxVSUr3VKzi7-lwW7w4Nz23t_oKBqo/edit?usp=sharing
Si usted me permite, puedo adjuntarle otros enlaces de temas sobre el asunto
Saludos
Raul Rosas.