La especial cosmovisión andina parece haber generado la
convicción, durante milenios, sobre la presencia y anuencia de las divinidades
en la construcción de sus principales centros ceremoniales. Esta concepción
destacaría nítidamente en el temprano desarrollo que se observa de la
arquitectura ceremonial-religiosa, especialmente a lo largo de la costa central
del Pacífico suramericano, cuya antigüedad supera en varios casos los 6,000
años .
Basado en ello, algunos autores coinciden en señalar que el
urbanismo andino, desarrollado en los milenios siguientes a partir del éxito de
esta inicial arquitectura ceremonial-religiosa, podría ser definido en pocas
palabras como el enorme poder de la
convicción de las ideologías religiosas ejerciendo inclusive una clara primacía
sobre cualquier tipo de medidas coercitivas. Por ello, en el desarrollo de los
innumerables centros urbanos en los variados contextos andinos de costa, sierra
y selva que empiezan a aparecer hace 5,000 años aproximadamente se puede
identificar claramente la presencia tutelar de las ideologías religiosas así
como el poderoso instrumento que significa “la memoria social inscrita en el
paisaje” .
Sin embargo, además de reconocer la enorme importancia que
cumplieron los “elementos sagrados” en este milenario proceso, no debe
olvidarse también el impacto que evidentemente ejerció la particular “visión
cosmocéntrica”, compartida ancestralmente por las sociedades andinas. Todo ello
contribuyó naturalmente a configurar este especial desarrollo urbano autónomo y
sus correspondientes procesos jurídicos, con características muy diferenciadas
a lo ocurrido en Asia, África y Europa, tal como lo analizamos en este artículo.
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