Uno de los trabajos
más sugerentes acerca de la religión y la interpretación de figuras
arqueológicas de la milenaria Civilización Andina fue realizado por Rebeca
Carrión Cachot de Girard en su libro “La religión en el antiguo Perú”,
publicado en 1959. En dicha obra, Carrión Cachot señala la existencia de cinco
divinidades panandinas que pueden tener múltiples imágenes o representaciones,
tomando como base la cerámica que corresponde principalmente a las zonas de Ancón,
Huaura, Supe, Pativilca y Casma, con una antigüedad menor a los 1,500 años.
Sin embargo, una
aguda observación de Pedro Vargas Nalvarte nos lleva a reflexionar con un poco
más de profundidad sobre este trabajo de Rebeca Carrión. Así, en un interesante
ensayo publicado recientemente con el título “La religión en la antigua costa
norcentral del Perú. Un nuevo análisis de material trabajado por Rebeca Carrión
en 1959”, Vargas Nalvarte advierte que la zona donde se analizó este material
cerámico corresponde al escenario geográfico donde se desarrolló el mítico
relato de la lucha entre Vichama y Pachacamac, dos divinidades milenarias de la
costa central peruana, cuya antigüedad probablemente pueda retrotraerse hasta
los orígenes mismos de la Civilización Andina. En este sentido, su trabajo
plantea importantes reflexiones sobre el papel que pudieron cumplir las
divinidades costeñas desde épocas muy lejanas en nuestra historia, tal como lo analizamos en este artículo.
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