Antiguamente se solía asociar el
tiempo previo al descubrimiento de la cerámica en territorio andino (o sea, más
de 3,500 años atrás), con la época vinculada a la agricultura incipiente -sin
maíz- y a las construcciones precarias. Sin embargo, los recientes descubrimientos
en la costa norte y central del Perú, así como en la zona amazónica de Jaén y
Bagua, han comenzado a dejar de lado dichas hipótesis, demostrando que mucho
antes de la invención de la cerámica, hace unos 5,000 años atrás aproximadamente,
se vivió tanto en la costa como en la amazonia peruana una época de gran esplendor
en las construcciones monumentales de carácter religioso. Por tal razón
muchos investigadores se inclinan ahora a pensar que ese tiempo estaría señalando los
verdaderos inicios de la Civilización Andina.
En este contexto, el caso andino
resultaría muy especial y quizá único en el planeta. Al respecto, como lo
señalaba el arqueólogo japonés Seiichi Izumi en 1960, luego de sus primeros
trabajos en la zona de Kotosh, en el espacio andino el origen de la
civilización no habría tenido como elemento protagónico el desarrollo agrícola o
la invención de la cerámica. Más bien, los albores de la etapa
civilizatoria parecen haber estado vinculados a la edificación de los imponentes
templos religiosos y la actividad ceremonial desarrollada en torno a ellos.
Aunque las conclusiones iniciales
de Izumi estuvieron muy vinculadas con el espacio de la sierra central peruana,
queda claro que dichos planteamientos cobran mayor fuerza al ser aplicables en
otros contextos, tal como puede verificarse también ahora en la costa norte y
central peruana con los descubrimientos ocurridos recientemente en las regiones
de Lambayeque, Ancash y Lima principalmente, así como en la zona amazónica de Jaén y Bagua, todo ello según lo analizamos en el presente artículo.
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