Hace mil años, en
el valle de Chancay ubicado al norte de la actual ciudad de Lima, brillaba el
apogeo de la sociedad Chancay, cuya influencia también se extendía a los vecinos
valles de Huaura al norte y Chillón al sur. En aquella época esta zona de la
costa central peruana contaba con extensos sistemas hidráulicos que
posibilitaban una impresionante fertilidad agrícola combinada con la
excepcional riqueza de los recursos marinos abundantes en el litoral vecino. En
esas mismas épocas brillaba también el esplendor de la sociedad Ychsma en los
valles del Rímac y Lurín, destacando la Ciudad Sagrada de Pachacamac como un
lugar de veneración y visita de peregrinos procedentes de diversos lugares de
la amplia geografía andina. También los Chancay fueron testigos del apogeo que
alcanzó el Reino del Chimor y su capital Chan Chan al norte entre los
siglos XIV y XV, así como de la rápida anexión que hizo el Tawantinsuyo de
estos inmensos territorios costeños a mediados del siglo XV.
Desafortunadamente,
luego de la invasión europea de inicios del siglo XVI y los cambios drásticos
ocurridos durante los siglos siguientes, quedan en la actualidad muy pocos
monumentos y vestigios arquitectónicos en pie que nos recuerden ese pasado
esplendor de la próspera sociedad Chancay. Sin embargo, gracias
a la especial dedicación del arquitecto Miguel Ángel Guzmán y la reciente
publicación de su obra: “Arquitectura Chancay. Espacios rituales del
tiempo sagrado”, hoy podemos aproximarnos con nuevos detalles a
reconstruir parte de la cosmovisión que esta destacada sociedad costeña forjó durante
más de 500 años en esta zona estratégica del Pacífico suramericano.
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