Tradicionalmente los estudios
arqueológicos sobre las milenarias sociedades del pasado han partido de la
premisa que todos los seres humanos siempre hemos mirado el paisaje circundante
de una manera similar. Esto ha llevado que durante décadas los resultados de
dichos estudios no hayan incorporado un análisis profundo sobre este asunto,
considerando que la interacción de los seres humanos con su entorno estaba naturalmente
incorporada en otras variables, consideradas como “principales”.
Sin embargo, en los últimos años,
diversos estudios multidisciplinarios han empezado a demostrar algo que hoy por
fin resulta evidente: no todos los seres humanos miramos e interactuamos con nuestro
paisaje circundante de la misma manera. Por ello, la reciente aparición de la publicación:
“Lugares, monumentos, ancestros. Arqueologías de paisajes andinos y lejanos” bajo
la edición de Luis Flores Blanco, aparece como un trabajo esencial para aproximarnos
a conocer, desde diversos enfoques multidisciplinarios, el innegable impacto
que ha tenido el variado paisaje suramericano en la milenaria historia de las
sociedades que han dado vida a la Civilización Andina.
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